Muñecas de porcelana
Las primeras muñecas de porcelana fueron creadas para formar parte del mundo lúdico de las niñas, mientras que actualmente se fabrican, principalmente, para coleccionistas adultos y adolescentes.
Muñecas de porcelana
Aunque delicadas y frágiles, las primeras muñecas de porcelana fueron creadas para formar parte del mundo lúdico de las niñas, mientras que actualmente se fabrican, principalmente, para satisfacer la demanda de coleccionistas adultos y adolescentes.
Porcelana vidriada y porcelana biscuit
Usualmente, los términos muñeca de biscuit y muñeca de porcelana se emplean indistintamente. Es necesario, por ello, tener presente la diferencia existente entre las muñecas de porcelana realizadas en porcelana vidriada, y las muñecas de biscuit (realizadas en porcelana sin vidriar -biscuit o bizcocho-).
Las muñecas de porcelana biscuit
Las muñecas de biscuit poseen sólo la cabeza realizada en porcelana, mientras que su cuerpo sólo excepcionalmente se realiza completamente en biscuit -debido a la fragilidad y peso del material-. La cabeza se fija, pues, a un cuerpo de tela o cuero, o a un cuerpo articulado de madera, aserrín, cola y materiales similares.
La porcelana biscuit -es decir, sin esmaltar- presenta un acabado mate que le otorga una textura realista, similar a la de la piel, siendo, por lo general, teñida o pintada con un color afín. Por su parte, los ojos de las muñecas de biscuit, suelen ser de cristal.
Un breve recorrido a través de la historia
Las primeras muñecas europeas de porcelana vidriada fueron fabricadas principalmente en Alemania entre 1840 y 1880, mientras que las muñecas Parian -fabricadas en el mismo país, en porcelana biscuit sin esmaltar- hicieron su aparición desde la década de 1850 en adelante.
Junto a las muñecas de biscuit alemanas, las francesas comenzaron a apoderarse del mercado después de 1860, y su producción continuó después de la Primera Guerra Mundial. Estas muñecas, de creación más reciente, lucían pelucas realizadas hechas en mohair o cabello humano -a diferencia de las primeras creaciones en porcelana vidriada, que presentaban el cabello pintado-.
Entre 1860 y 1890, la mayoría de las muñecas de porcelana eran muñecas diseñadas para representar mujeres adultas. Estaban destinadas a formar parte del mundo lúdico de las niñas de familias acomodadas, y funcionaban a la vez como referencia de la moda contemporánea.
Estas muñecas, bellamente ataviadas, procedían de empresas francesas como Jumeau, Bru, Gaultier, Rohmer, Simone y Huret, aunque sus cabezas solían fabricarse en Alemania. Por entonces, creció en París una industria en torno a la confección de ropa y accesorios para muñecas.
Las muñecas alemanas fueron fabricadas por compañías como Armand Marseille, Kämmer & Reinhardt, Kestner y Simon & Halbig.
Japón también produjo muñecas de pequeño tamaño durante las décadas de 1920 y 1930. En tanto a menudo eran pintadas en frío con óleos, con el correr del tiempo, tales colores se han desgastado.
En la misma época, antes de la Segunda Guerra Mundial, la producción aficionada de reproducciones de muñecas, comenzó en Estados Unidos, expandiéndose luego enormemente durante las décadas de 1970 y 1980 en otras regiones del mundo.
Otra rama de la fabricación de muñecas de porcelana que también surgió durante la década de 1940 en Estados Unidos fueron las "muñecas de artistas", las cuales, diseñadas de modo original y creativo, se destinaban al mercado del coleccionismo adulto.
La muñeca Marilú: argentina, inspirada en una idea francesa
Desde 1905, una muñeca francesa, la Bleuette, se entregaba junto con la suscripción a una revista: La Semaine de Suzette. En Argentina, en 1932 Alicia Larguía, fan de la publicación francesa, tomó como inspiración esa idea y encargó a una firma alemana la fabricación de la muñeca Marilú, la cual era promocionada a través de revista infantil Billiken. Luego, desde 1940, la muñeca Marilú comenzó a fabricarse íntegramente en nuestro país.
En aquella época, Marilú era la reina de las muñecas, tanto así fue, que en Buenos Aires, sobre calle Florida, en la boutique Marilú Bragance, era posible encontrar todo lo necesario para que las niñas pudieran vestir de modo elegante a su muñeca.
Coleccionar muñecas de porcelana: algunas sugerencias a la hora de elegir la próxima pieza de tu colección
Observar atentamente los materiales de la muñeca: mejor si es biscuit, que los ojos sean de cristal y el pelo y pestañas naturales.
Identificar la autenticidad: debido a que los fabricantes de muñecas de porcelana buscaban ser reconocidos por su arte, cada una de ellas tendría una marca o un molde impreso que diera cuenta de su autenticidad.
Una muñeca de porcelana auténtica debe tener, pues, un nombre o número de identificación claro. En muchas ocasiones, los fabricantes de muñecas de porcelana emitían también certificados para ser entregados a los compradores, como aval complementario de autenticidad.
Observar la cabeza y su estado: es la parte más importante.
Tener en cuenta el estado general y el vestuario: los vestidos de época suelen llegar en muy mal estado, por lo que han podido ser sustituidos.
Coleccionar... y conservar
Para poder conservar las muñecas de porcelana en perfecto estado, lo más aconsejable es protegerlas del polvo, resguardándolas en vitrinas. Si el cuerpo de las muñecas es de trapo, será fundamental sumar algún producto antipolillas al cuidado de las piezas.
En tanto el cabello de las muñecas es especialmente delicado, no resulta conveniente manupularlo en exceso. Se desaconseja usar una pintura no apropiada para retocar los labios, uñas u otros detalles.